Es una tradición que en los hogares hagan uso de ollas, cazuelas y comales de barro porque son parte de nuestra identidad y cultura, además les dan el toque especial a los platillos; pero no toda la alfarería es recomendable, pues la vidriada puede contener plomo, lo que significa un riesgo para la salud.
De acuerdo a quienes comercializan estos utensilios de cocina, sus productos están libres de esas partículas, ya que los artesanos de la Huasteca Potosina e Hidalguense utilizan otras técnicas para elaborarlos.
Y es que, por costumbre, en muchos talleres de alfarería del país a las ollas de barro le dan un tratamiento final para que brille, y ese producto es el que contiene el plomo.
Son múltiples los daños a la salud que ocasiona este material y el gran problema es que este es confundido por el cuerpo con calcio, y una vez que entra al organismo comienza a mermar la función de todos los órganos.
Hay métodos caseros para identificar cazuelas con plomo, como el de rodizonato y vinagre, mojando un hisopo con una mezcla compuesta por estos, y si no cambia de color significa que el utensilio está libre, pero si cambia a rojo es un indicador de que es un traste tóxico.