Los Censos de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de los años 2000 y 2020, revelan que los hablantes de alguna lengua indígena pasaron de 194,935 a 377,679 en las ocho entidades que tienen frontera con Estados Unidos.
En dos décadas, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas tuvieron un aumento del 51 por ciento de habitantes indígenas y que llegaron para trabajar.
En estados como Nuevo León, el segundo más rico a nivel nacional, aumentó exponencialmente la población que habla alguna lengua indígena, pasando de 15 mil 446 a 77 mil 945 en sólo dos décadas.
Ejemplo de lo anterior es Arturo Pérez Zúñiga, procedente de San Luis Potosí y quien llegó a Monterrey, en 2010. Ahora vive en Ramos Arizpe, Coahuila, en donde después de varios trabajos, pudo abrir su propia panadería.
"Por las circunstancias tuvimos que salir y migrar a Monterrey. En aquellas fechas, la tonelada de verdura la estaban comprando en 300 pesos. El campesino era esclavizado. Mucha gente abandonó sus huertas para seguir. Nosotros de niños le llevamos el lonche a mis abuelos al campo, y ellos fueron quienes nos enseñaron el náhuatl", relató
Cuando llegó a Monterrey, el primer trabajo que tuvo fue cuidar los terrenos de una constructora. Pasaba las noches de invierno dentro de una alcantarilla durante las extensas jornadas laborales.
"En San Luis ganaba 50 pesos diarios. En el norte gané con tiempo extra hasta mil 600 pesos por semana. Cuando llegué sentí un poquito de cambio. La gente habla más golpeado. Los de raza indígena hablamos más moderado. Me quedaba solo a dormir en la constructora en donde trabajaba como ayudante de albañil. Viví tres años en la constructora. Pasaba mucho frío durante diciembre, por lo que me escondía en una alcantarilla durante la noche", narró.