En las comunidades de la Huasteca Potosina aún existen los matrimonios concertados o arreglados; es un tipo de unión marital para la que los novios son seleccionados por sus padres a conveniencia, en vez de que sea decisión de ellos mismos.
Rogelio Garcés Hernández, del ejido La Subida, y Simona Hernández Reyes, de Tancanhuitz, él de 44 años y ella de 43, tienen viviendo juntos 22 años, pero el pasado miércoles se casaron por el civil en los matrimonios colectivos que ofreció el Ayuntamiento de Ciudad Valles.
Los recién casados dijeron que en su caso, su unión no fue un arreglo entre sus padres, ya que ellos se conocieron en Monterrey y ahí se enamoraron, aunque no negaron que en ambas comunidades de donde son nativos, se sigue practicando esta costumbre, que los mayores hacen en arreglos que conviene a ambas partes.
Rogelio platicó que en su comunidad el arreglado es una tradición común, pero no es lo mismo que el matrimonio forzado, y añadió que las familias pueden tener un rol en elegir la pareja para casarse, pero las dos personas jóvenes son libres para elegir si quieren o no hacerlo.
"Cuando desean hacerlo y se gustan, se unen sin ningún problema, porque si lo hacen forzado alguno de los dos, en un futuro puede existir la violencia familiar o el engaño", afirmó.