La sobreprotección infantil tiene efectos negativos, entre ellos falta de autonomía y afectación a la autoestima, además de miedo excesivo, necesidad de aprobación, baja motivación, falta de empatía, conductas antisociales, egocentrismo, altos niveles de estrés e intolerancia a la frustración, alertó la académica universitaria, Mariana Gutiérrez Lara.
Sin embargo, precisó la especialista, ese proceder está vinculado al estrés de los padres o cuidadores. Su estado emocional hace diferente el vínculo con cada hija o hijo. Aunque tengamos dos, tres o diez, la relación con cada uno es particular, ello depende de cómo esté emocionalmente.
“Un padre estresado no tiene la misma disposición para pensar cuáles son los requerimientos de sus descendientes, el intercambio y la relación con ellos se torna complejo”, reveló.
Dijo que, por ejemplo, se ha encontrado en literatura de la disciplina psicológica que altos niveles de estrés en los padres de familia generan maltrato porque hay demasiada intolerancia, pero también sobreprotección, debido a que en ocasiones tienen tanto miedo de lo que ocurre a su alrededor al identificar gran cantidad de amenazas.
“Ello implica un control exagerado en los menores, limitando sus acciones de exploración del mundo, lo que podría generarles emociones negativas, restringiendo en gran medida su desarrollo con consecuencias a corto, mediano y largo plazos”, aseveró.