Algunas víctimas de COVID-19 son cremadas y otras inhumadas en bolsas herméticas y ataúdes sellados; después del deceso y no pueden ser veladas en sus casas, sino en funerarias y con poca gente.
La Secretaría de Salud emitió la "Guía para el manejo de cadáveres por COVID-19", que da a conocer "las medidas que deberán aplicar clínicas y hospitales, así como cementerios, crematorios, funerarias y anfiteatros”.
Señala que el cadáver "deberá introducirse en una bolsa de traslado biodegradable que reúna las características técnicas sanitarias, en la cual deberá ser colocada una ficha en el frente con los datos personales, todo deberá realizarse dentro de la propia habitación de aislamiento, la cual posteriormente deberá ser desinfectada totalmente”.
Esta medida debe aplicarse en el área del hospital donde ocurrió el deceso, con la desinfección de todos los elementos: cama, equipos de cabecera, colchonetas y puertas.
El personal que entregue el cuerpo, deberá contar con delantal de manga larga, guantes de nitrilo y protección facial para evitar salpicaduras de líquidos corporales del cadáver.
Establece que la disposición final del cuerpo será lo antes posible, preferentemente debe ser cremado, y de no ser posible se practicará la inhumación en sepultura o bóveda.
La atención funeraria debe ser bajo una sana distancia y con un grupo reducido, no recomiendan hacer rituales fúnebres en casa que conlleven reuniones o aglomeraciones.
Asimismo, ante el fallecimiento de ciudadanos extranjeros por esta enfermedad, “tampoco serán autorizadas las salidas para traslados internacionales de los cuerpos, sino que estos también deberán ser cremados”.
En esta ciudad los cuerpos de las personas que han fallecido victimas de COVID-19, son sepultados en fosas previamente preparadas en el Panteón Municipal "Los Abuelos".