Los videojuegos, especialmente aquellos que permiten la interacción en línea, se han convertido en un espacio popular tanto para niños y adolescentes como para adultos. Sin embargo, este entorno digital presenta numerosos riesgos para los usuarios más vulnerables. David Bernal, especialista en derecho digital y catedrático universitario, advirtió sobre los peligros que corren los menores al utilizar plataformas de juego, entre los que destacan el grooming, el ciberacoso y los fraudes en línea.
Según Bernal, la conexión de los niños y jóvenes a Internet expone su información personal a potenciales ciberdelincuentes, quienes pueden aprovecharse de esos datos con fines ilícitos. "Es crucial que los potosinos conozcan sus derechos digitales, ya que todos los usuarios del mundo digital enfrentan riesgos relacionados con su seguridad, patrimonio, y en algunos casos, la integridad personal", explicó el también maestro en psicopatología forense. "Las niñas, niños y adolescentes, por ser un sector vulnerable, corren mayores riesgos de ser víctimas de este tipo de delitos."
En un entorno digital cada vez más variado, Bernal destacó que los riesgos no son los mismos para todos los usuarios. Las modalidades de ciberdelitos varían según el perfil del agresor y la víctima. En este sentido, los menores de edad son un objetivo frecuente de los ciberdelincuentes, especialmente aquellos que se sienten atraídos por juegos, aplicaciones y otros tipos de software diseñados para captar su atención.
Uno de los aspectos clave que destacó el especialista es la protección de los datos personales de los menores. Los controles parentales juegan un papel fundamental para evitar el acceso no autorizado a su información. "Los tutores deben ser conscientes de la importancia de proteger la privacidad de sus hijos en línea", subrayó.
El grooming, la suplantación de identidad y el ciberacoso son las formas de ciberdelito más comunes que afectan a este sector. Bernal explicó que el grooming suele ocurrir en tres etapas: el enganche, en el que el agresor gana la confianza del menor; el envío de regalos para fortalecer esta relación; y finalmente, la seducción, que puede implicar la solicitud de favores sexuales o contenido explícito. En muchos casos, los agresores también recurren a amenazas para coaccionar a las víctimas.