El 14 de octubre se celebró el Día de la Costurera, fecha que rinde homenaje a aquellas mujeres y hombres que dedican su tiempo y esfuerzo a transformar un simple pedazo de tela en obras de arte.
Esta habilidad técnica que poseen los costureros para que una prenda sea de la satisfacción del cliente, es única, así como también su capacidad para contar historias, expresar emociones y materializar sueños a través de la moda y la confección.
María Isabel Pulido Reygaga, con más de 20 años de dedicarse a esta actividad artesanal, dijo que cada prenda que confecciona lleva consigo horas de trabajo, ensayos, errores y aciertos, ya que las costureras son, en muchos sentidos, las alquimistas de la tela; con sus manos, convierten un material inerte en algo que puede ser bello y significativo.
Afirmó que el acto de coser es también una forma de crear conexiones, desde la elección de los tejidos hasta el diseño final, cada decisión que se toma está impregnada de su propia esencia y perspectiva del mundo.
Mencionó que la costura requiere una gran dosis de paciencia, y que ellas o ellos, deben lidiar con múltiples desafíos, desde la complejidad de la máquina de coser hasta la delicada tarea de mantener todos los componentes en su lugar.