El secapalo es una planta muy conocida en la región, es común en guásimas y cítricos.
Como parásita de un huizache, por ejemplo, utiliza sus apetecibles frutos para que las aves las consuman y defequen sus semillas en los troncos de otras plantas, donde germinan y penetra una especie de raíz que invade al tallo, obtiene el agua y los nutrientes del suelo a través de su huésped.
Sin embargo, realiza fotosíntesis, es decir posee hojas y tallos, por ello se considera semiparásita y crece tanto que cubre a todo su huésped, impidiendo la actividad fotosintética y termina matándolo, y con el tiempo se condena ella misma, pero ya tuvo suficiente tiempo para reproducirse, explica el ambientalista Alejandro Aguilar Fernández.
"Siempre tuve la curiosidad de saber hasta dónde invadía al huésped, hice un corte y me llevé la sorpresa de que no necesita demasiado espacio interior, lo que se observa es un pequeño ojo, que es tejido del parásito, suficiente para alimentarse del huésped", expresó en sus redes sociales.
"Pues bien, el secapalo en los huertos de cítricos sí que representa un verdadero problema, pues hay necesidad de podar las ramas que poseen el llamado injerto, ya que es lo que parece; la naturaleza nos ofrece adaptaciones maravillosas, que las podemos considerar aberrantes, pero no dejan de ser fascinantes", puntualizó.