Un reciente estudio sobre accidentes viales en la Huasteca Potosina evidencia que estos sucesos no solo se deben a factores técnicos o errores individuales, sino a una compleja red social, cultural y estructural.
La investigación, fundamentada en la teoría de sistemas sociales de Niklas Luhmann y el pensamiento complejo de Edgar Morin, identificó un patrón preocupante entre conductores jóvenes: una cultura que glorifica la velocidad y el consumo de alcohol como fuentes de placer y emoción.
Mediante un análisis de 39 indicadores sobre actitudes viales, los investigadores detectaron un núcleo conductual denominado "búsqueda de sensaciones", que representa más del 30% de las prácticas de riesgo en la región.
Ejemplos claros son frases como "disfruto cuando alguien maneja a alta velocidad" o "el peligro me excita", que reflejan esta peligrosa normalización.
A esta cultura se suma la mala calidad de la infraestructura vial, calles con escasa señalización, falta de iluminación y poco mantenimiento, junto con una débil respuesta institucional, crean un entorno propicio para los accidentes.
Las cifras son contundentes: el 68% de los incidentes viales están relacionados con exceso de velocidad o alcohol, y el 42% de los jóvenes admiten haber conducido bajo la influencia al menos una vez.