Restos óseos como fémures, piezas dentales, cráneos, pero también retazos de ropa, útiles u objetos personales, forman parte de las pistas que han sido rescatadas de fosas clandestinas diseminadas en el territorio potosino, en espera de resolver esa crisis que representa el no poder conciliar esos despojos con una identidad que posea nombre y apellido.
Leobardo Aguilar, titular de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, admitió que en SLP tienen contabilizados restos de 130 seres humanos que están sin identificar.
El reporte del Registro Nacional de Fosas Comunes y Clandestinas identifica al menos 70 descubiertas en el territorio.
La más grande hasta el momento es la descubierta hace un par de años en la localidad de Matanzas, en el municipio de Moctezuma, donde se presume que había un campamento de un grupo de la delincuencia organizada, en el que mantenían privados de su libertad a personas, antes de quitarles la vida.
Aguilar expone que no es un trabajo sencillo, la búsqueda de restos humanos, cuya ubicación comienza partir del rastreo de un delito cometido, el que puede ir desde violencia intrafamiliar a una desaparición, relacionada con actividades de la delincuencia organizada.
Los restos humanos y biológicos -apuntó- son procesados y almacenados por las áreas de Servicios Periciales de la Fiscalía General del Estado, nosotros nos concentramos en las búsquedas de corta o larga data, conforme más años es más complejo, y por la misma razón más difícil reconocer las identidades de las personas.
En esa parte también interviene mucho la FGE, para que a través de muestreos y cotejos genéticos, o la identificación de algún rasgo, alguna pieza, un retazo de ropa, genere una identidad que permita reconocer a esos restos, dijo.
No se conoce cuál es el número de restos contabilizados que ha sido posible identificar en forma reciente, extraídos de alguna de las fosas clandestinas detectadas en San Luis Potosí.