El impuesto al comercio de combustibles se convirtió en la estrella de la recaudación en la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
A diferencia de los sexenios pasados, que utilizaban los estímulos con el objetivo de frenar los llamados gasolinazos, la administración actual estableció criterios para cobrar gran parte del gravamen, sin perdonar casi nada a los automovilistas y transportistas, lo que generó mayor inflación.
Este Gobierno fue estricto en seguir sus directrices fiscales, pero las gasolinas continuaron subiendo en términos nominales, lo que tuvo un impacto relevante en el transporte y el precio de las mercancías en meses anteriores, manifestó el economista en jefe para Rankia Latinoamérica, Humberto Calzada.
El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se aplica a las gasolinas y el diesel dejó ingresos por 1.2 billones de pesos del 1 de diciembre de 2018 al 31 de julio de este año.
Este monto casi duplica los 0.7 billones obtenidos en el período similar del Gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto, y contrasta con el saldo negativo de 0.6 billones en el mandato de Felipe Calderón Hinojosa, señala información de la Secretaría de Hacienda (SHCP).
Al iniciar su Gobierno, el presidente López Obrador planteó 100 compromisos y el 28 dice: "No aumentar el precio de las gasolinas más allá de la inflación", promesa que ha sido cumplida.
Entre diciembre de 2018 y agosto de este año, es decir, durante 69 meses de la autollamada Cuarta Transformación, el litro de gasolina regular se encareció 23.9%, de 19.41 a 24.05 pesos, mientras que la Premium aumentó 22.1 por ciento, pasando de 20.95 a 25.59 pesos.
Se trata de los registros más altos en la historia para ambos tipos de combustibles, según los precios promedio nacionales que publica la Comisión Reguladora de Energía.