Comer humanos prueba del narco
CDMX.- Toda la vida de "Andrés" fue robada por el crimen organizado.
El joven respondió a una oferta de empleo, pero en realidad se trataba del reclutamiento en las filas del narco. Tras varios meses pudo regresar a casa, pero ya no es la misma persona.
"Esta persona que regresó no es 'Andrés', todo lo que él era se lo robaron. Se para distinto, sus pensamientos son distintos. No soporto escucharlo hablar, siento que no lo conozco", comentó su hermano "José".
Para el sociólogo Mauricio Carrillo las razones por las que aceptan reclutarse en el
'Eres chingón, tú sí pudiste'
"José" relató lo que su hermano "Andrés" atravesó, con el fin de alertar a otros jóvenes y sus familias.
Primero, al llegar al narcocampamento los "reclutas" son hacinados por decenas en un cuarto. En ese lugar pasan una semana completa y sólo les reparten bolsitas llenas de agua dos veces al día.
"Con el paso de los días los batos van cayendo y así cómo van cayendo, van sacando los cuerpos. Al final a los que quedan les aplauden, los felicitan, les dicen 'eres chingón, tú sí pudiste', les dan ánimos para levantarlos", explicó "José".
Después, el primero de muchos retos es saciar su hambre con carne humana de una víctima asesinada frente a sus ojos.
Los que superan la prueba de alimentarse de un ser humano, pasan ahora a la etapa de selección, donde se decide qué tipo de entrenamiento recibirán y su rango.
Con las puertas abiertas
Quienes obedecían y cumplían las reglas, tenían concesiones como comunicarse con su familia y recibir atención médica cuando la requerían.
A "Andrés" le permitieron regresar a casa luego de tres meses de entrenamiento, pero el cártel le mantiene las puertas abiertas.
"Mi hermano llegó hecho una calavera, no puede dormir, no tolera ver carne. Lo que les venden (los narcos) es sólo una mentira", advirtió "José".