
Veneno invisible
"Los microplásticos nos ahogan, nos enferman, no se pueden evitar, no son una teoría", advirtió con contundencia el doctor Fernando Díaz Barriga Martínez, catedrático e investigador de la Facultad de Medicina, durante una conferencia impartida en el auditorio de Agenda Ambiental, en el marco del lema global "Erradicar la contaminación plástica".
El especialista afirmó que estas diminutas partículas están presentes en el aire, el agua, los alimentos y, por lo tanto, en el cuerpo humano desde el nacimiento. Han sido halladas en presas, en el aire, en sal, en cerveza y hasta en el agua embotellada.
Explicó que ingresan al organismo por inhalación, consumo de alimentos contaminados y contacto térmico, provocando inflamaciones que pueden derivar en enfermedades graves. "Los organismos al final de la cadena alimenticia, como los humanos, somos los más expuestos. Esto es biomagnificación", señaló, alertando incluso sobre posibles efectos en la salud de las plantas, como los cítricos, debilitados por la exposición aérea a estos compuestos.
Díaz Barriga criticó que las plantas tratadoras de agua no eliminan eficazmente micro y nanoplásticos, y denunció la contradicción del agua embotellada: "Cada botella puede contener hasta 100 mil partículas desprendidas del envase. Un millón de botellas se usan por minuto en el mundo. Es un problema monumental".
El investigador también relacionó estas partículas con enfermedades cardiovasculares, citando estudios en los que se han hallado microplásticos en los tapones de grasa de vasos sanguíneos humanos. A pesar del intento de la industria plástica por desmentir estos datos, análisis químicos han confirmado su presencia.
Alertó que los niños son más vulnerables, debido a su alta capacidad de absorción. "Sus órganos están diseñados para absorber nutrientes... y también contaminantes", advirtió.
Aunque el panorama es alarmante, aseguró que aún hay acciones posibles: evitar calentar alimentos en plástico, usar botellas de vidrio, dejar de comprar productos empacados al alto vacío, y exigir el control de tiraderos y la regulación de la quema de basura. "El problema de los microplásticos ya nos aplastó, pero aún podemos actuar", concluyó.