Diario Regional El Mañana De Valles
Adiós al maíz y frijol

Adiós al maíz y frijol


Un cambio alarmante está ocurriendo en las comunidades rurales de México: la dieta tradicional basada en maíz, frijol, leche y carne ha sido desplazada por productos ultraprocesados de bajo costo y escaso valor nutricional, advirtió Felipe Contreras Molotla, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

Este fenómeno, dijo, afecta directamente la seguridad alimentaria de millones de familias campesinas que, aunque aún dependen en parte del autoconsumo, enfrentan una transformación profunda en su modo de vida. "Hoy, una cuarta parte de la población rural no alcanza el consumo calórico mínimo recomendado de 2,600 kilocalorías diarias. La niñez es la más afectada", alertó.

El especialista detalló que factores como el alto costo de alimentos frescos, el empobrecimiento del trabajo agrícola y la migración de jóvenes han debilitado las bases de la dieta tradicional. La carne de res y cerdo, por ejemplo, ha sido sustituida por huevos o aves criadas en traspatio, cuando están disponibles. En otros casos, las frutas y verduras frescas han cedido terreno ante productos industrializados y empaquetados.

La descomposición del tejido rural va más allá de la alimentación. Contreras explicó que, desde la firma del Tratado de Libre Comercio en los años 90, el campo ha vivido un proceso de desincentivo a la producción local. "Hoy, trabajar la tierra no es rentable para los jóvenes, quienes prefieren migrar o buscar empleos asalariados, muchos de ellos sin prestaciones ni seguridad social", afirmó.

En México existen más de 185 mil localidades rurales y 26 millones de personas viven en comunidades menores a 2 mil 500 habitantes. Sin embargo, muchas de estas regiones se están quedando sin jóvenes, quienes migran a zonas urbanas para estudiar o trabajar. Esto, además de vaciar los pueblos, pone en riesgo tradiciones ancestrales.

En contraste, las mujeres jóvenes se incorporan al trabajo asalariado en la agroindustria, principalmente en tareas de selección y empaque de productos. Sólo el 30% cuenta con acceso a servicios médicos, lo que evidencia la precariedad de su situación laboral.

"El autoconsumo aún ofrece un respiro, pero la pérdida de prácticas alimentarias tradicionales y la dependencia de productos del mercado ponen en jaque el futuro alimentario del campo", concluyó Contreras.


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