El águila real peligra por causas humanas
Saqueo de agave para mezcal, consumo de rata de campo y los pesticidas, acaban su población
La especie más emblemática de México: El águila real (Aquila chrysaetos canadensis), que aparece en el escudo nacional devorando una serpiente, que antiguamente existía en la mitad del territorio mexicano y en cuatro continentes, hoy está en peligro de extinguirse de San Luis Potosí, por diversas causas de la actividad humana, por ambición económica, hambre, uso de pesticidas agrícolas y por accidentes vehiculares o cables de electricidad.
Actualmente existe un Programa de Acción para la Conservación de la Especie Águila Real que aplican diferentes dependencias e instituciones de investigación en 19 áreas naturales protegidas en el país, entre las cuales incluían el Parque Nacional Gogorrón; Área Natural Protegida Sierra de San Miguelito, así como montañas de Villa de Ramos, Charcas, Salinas de Hidalgo y Cedral, donde había nidos de esta importante ave, pero su población ha disminuido de 16 nidos en 2015, a sólo 3 en 2022.
La especie a nivel mundial está considerada como “Baja preocupación”, por su población de entre 120,000 a 250,000 parejas reproductivas estimadas, de sus cinco subespecies, sin embargo, en la República Mexicana está entre las 5 principales especies en peligro de extinción, junto al lobo gris mexicano, la baquita marina, la tortuga laúd y el jaguar, por la contaminación y destrucción de su hábitat.
La belleza y color dorado del águila real, es un emblema de México, en su escudo nacional.
Condición natural del águila real
El águila real de México (Aquila Chrysaetos canadensis) es una subespecie hermosa, con plumaje marrón claro y dorado, que vive en pareja casi toda la vida, con cierta diferencia de cuerpo entre macho de 80 a 87 centímetros y envergadura de entre 1.87 metros a 2.12 metros, con un peso de entre 3.5 a 6 kilogramos, mientras que la hembra suele ser más grande, de 90 a 100 centímetros de altura, envergadura de 2.15 a 2.27 metros, y un peso de entre 3.8 y 6.6 kilogramos en edad reproductiva, las cuales suelen anidar de 1 a 4 huevos.
Su presencia es mayor en Chihuahua, donde llegó a tener hasta 35 parejas reproductivas, le siguen Sonora, San Luis Potosí, Coahuila, Baja California, Sinaloa, Zacatecas, Guanajuato y Querétaro, que tienen un clima semiárido y templado, ideal para sus amplios territorios de caza, de más de 1,700 kilómetros cuadrados de extensión, donde tienen una dieta de perritos de la pradera, liebre, rata o ratón de campo, serpientes y otros reptiles de hábitat de cactáceas, agave y matorrales bajos principalmente.
En San Luis Potosí anidaban hasta 16 parejas en el año 2014, en acantilados y montañas rocosas, árboles de más de tres metros de altura, en las partes altas del Parque Nacional Gogorrón, en la Sierra de San Miguelito en el municipio de la capital, de las comunidades de Escalerillas y el Saucillo, municipio de Villa de Reyes, además de las zonas altas de Villa de Arista, Salinas, Charcas y Real de Catorce.
Factores de afectación de la especie
En estudios realizados por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), denuncias en la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), así como investigaciones de grupos como Tampadhum AC, B Wild México y grupos comunitarios coordinados con la Dirección Forestal y Vida Silvestre de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Recursos Hidráulicos (Sedarh) y la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam) del Gobierno del Estado, en la última década han registrado al menos cinco causas de afectación al águila real, de forma directa e indirecta.
Por ejemplo, mientras en 2006 San Luis Potosí hubo 7 parejas reproductoras, en 2014 los ornitólogos quedaron sorprendidos al encontrar hasta 16 parejas con nidos; sin embargo, en 2016 sólo anidaron 11; para el 2018 únicamente 8, luego en 2020 apenas 5 y lo peor fue en 2022, cuando únicamente avistaron 3 nidadas con polluelos.
Los especialistas consideran como principal causa de muerte la invasión del hábitat, la construcción de viviendas, calles y carreteras en San Miguelito y Villa de Reyes, también la electrocución, cuando chocan con cables eléctricos de nuevas líneas; los atropellamientos por vehículos, además del envenenamiento por plomo que contienen sus presas, el cual les debilita los huesos y el cascarón, y causa la muerte de ejemplares.
En 2022, los especialistas de Vida Silvestre de la Sedarh, detectaron que el deterioro del hábitat redujo la reproducción y la cantidad de polluelos, porque las empresas del mezcal de Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí, recolectan agave silvestre sin control, y sin repoblar el campo, donde habita la ‘rata de campo’, la cual aparte es cazada en exceso para venta y consumo humano en Villa de Arista, Salinas y Villa de Reyes, también bajó la población de liebre y serpientes, que son parte del alimento del águila real.
Además, también existe el saqueo de polluelos para su venta como mascotas o cetrería, destrucción de nidos por los cazadores humanos, y cacería de águilas que llegan a comer gallinas, cabritos y corderos, cuando no encuentran su alimento natural.
La carne de rata de campo es vendida de forma descontrolada, en el Altiplano potosino, lo cual causa una disminución de las presas del águila.
Acciones de protección necesarias
Para la protección y recuperación de la especie, al menos en San Luis Potosí, donde está a punto de extinguirse, los investigadores recomiendan programas concientización del valor de este depredador superior, también programas comunitarios para recuperación de la vegetación natural, control de la cacería de rata de campo para venta, además de vigilar las zonas o parques naturales protegidos.
Mientras que en el gubernamental, falta la aplicación de leyes federales de control de los pesticidas; también para la construcción de caminos y líneas eléctricas, y parques eólicos, donde han ocurrido hasta 64 muertes de águilas de este tipo, en sólo 4 años, aparte del combate a los cazadores furtivos.
Fuentes: Vida Silvestre de Sedarh; cienciamx.com; Profepa artículo 91717; Tampadhum AC y “B Wild México”.
Grupos de investigadores del Instituto Potosino de Investigaciones, Ciencia y Tecnología (IPICYT) así como de Tampadhum AC, B Wild México y de Sedarh, trabajan en observación.