Sexoservidoras fuera de programas sociales
Para comer han tenido que hasta fiar sus servicios
La cuesta de enero se extendió a febrero incluso un poco más, al grado de afectar a mujeres que ofrecen placer por dinero a través de la prostitución mismas que han tenido fiar sus servicios a sus clientes con tal de no perderlos y, no pueden acceder a programas gubernamentales por discriminación.
Recientemente dos mujeres que se reservaron el anonimato aseguran que ejercen esta profesión en La Plaza principal desde hace tiempo, pero en este inicio de año se agravo el trabajo al grado de haber escases de clientes.
Este fenómeno, aseguran es porque los clientes predilectos (es decir los adultos mayores) eran su soporte diario, pero ahora ya no van a La Plaza, ya que varios accedieron a programas federales, estatales o pensiones más altas y ahora sus familias acompañan a sus clientes.
Una de ellas mencionó que se han visto en crisis, incluso no hallan salida ya que cada día es más difícil llevar dinero a sus hogares, recordó que en diciembre si hubo bonanza, pero ahora en estas fechas apenas para pagar renta, agua, luz y gas tiene, pero para comida se ha tenido que endeudar, ya que son un sector vulnerable que ninguna autoridad voltea a verlas.
Dijo que solo ven desfilar beneficiarias de programas federales y estatales, sin acceder a Sedesore por una despensa, ya que uno de los requisitos es contactar a las representes de colonias y donde ellas viven conocen su actividad y son discriminadas.
Su compañera explicó que ella en lo particular ha tenido que apuntar en una libreta las ocasiones en las que a sus clientes les fía el servicio y que en abonos se los van pagando.
"Tengo dos clientes frecuentes, me debe tres servicios, esta semana espero de perdido me abone, así le hice a otro que también dijo que no tenía dinero pero quería amor", expresó.
Actualmente los costos por sexo servicio en esta ciudad oscila entre los 200 a 250 pesos, en algunos casos tiene que bajar el precio porque además se enfrentan a sus demás compañeras quienes en ocasiones "bajan la clientela" y, de los pocos que vienen muchos son adultos mayores y hasta esos ya ni los dejan salir.